Autor: Callejeros
Intérprete: Callejeros
Álbum: Presión
Año: 2003Análisis y/o Interpretación
Como dicen los sabios,
arriba siempre oscurece.
Se te secan los labios y todo,
todo te lo ofrecen.
El autor se basa, (parafraseándolo) en un refrán popular “como dicen los
sabios, arriba siempre oscurece” para dar a entender que los que llegan arriba
sólo encuentra oscuridad y soledad. Entendiendo a los que llegan “arriba”, a
los que se la creen de grandes personajes de la historia y olvidan fácilmente
sus raíces, ya no le dan bola a los amigos, desprecian a su pareja y se olvidan
de sus parientes, etc… A estas ¿personas? no le cabe la menor duda que tomaron
el camino correcto, pero cuando llegan a la cima se dan cuenta que están solos,
pues los afectos los fueron dejando por el camino y están rodeado de
obsecuentes que los adulan para ganar unos mangos: “Se te secan los labios y
todo, todo te lo ofrecen”. La sed de la avaricia y el hambre de la soberbia,
todo lo pueden.
Da vergüenza ajena ver,
la metamorfosis del pibe de barrio.
Que ahora sale en el diario
y busca ser "rocker"
negando sus ruinas,
chapeando que desde ahora
toma cocaína.
Colgado del brazo
de un gato barato,
que le da del plato
(cocida y servida)
la papa que ayuda a aumentar
la terrible presión...
Presión!!! Presión!!!
Esta estrofa pone de manifiesto, con un claro ejemplo, la “metamorfosis
de un pibe de barrio” y pone como ejemplo al mocoso de barrio que desea llegar
a la cima a toda costa, aún mintiendo o negando su cuna, haciendo el ridículo, tomando
coca y “colgado del brazo de un gato barato” El flaco perdió su esencia y se
vendió al mejor postor por unos mangos baratos; y “que le da del plato, cocida
y servida, la papa que ayuda a aumentar la terrible presión…” No se banca,
porque los que laburan el arte desde abajo, a conciencia, teniendo en cuenta
que siempre hay un 20% de talento y un 80% de laburo en cada obra, que se paran
en los semáforos a venderte por 5 guitas los trípticos con poemas propios, a
veces muy buenos, y que no reniegan de sus humildes raíces, siempre quedamos
atrás, relegados sin prensa, somos no partidarios de los concursos que te dan
la chapa barata de un terceto muchas veces improvisado, somos los que editamos
con nuestro dinero un libro por año, porque creemos que la literatura son los
versos trabajados y pulidos como diamantes en bruto; y todo esto nos afecta, el
hecho de que unos improvisados tipitos que sólo conocen tres notas musicales,
peguen un hitazo de verano y arrastran más guita y más chapa que los laburante
de la cultura. Es obvio que todo esto aumenta la presión sobre uno mismo. Hasta
estallar.
Siempre va a pasar lo mismo
(te aclara siempre la vieja);
El trabajo será un abismo,
si entrás en el juego de cualquiera,
de cualquier idiota.
La vieja, siempre sabia y santa nos aclara: “Siempre va a pasar lo
mismo”, fijate bien con quién transás el laburo porque es muy probable que te
estroles contra las puertas cerradas después de contar los morlacos. Por
último, si uno no está de acuerdo con la idea, el trabajo se convierte en un
sacrificio cotidiano, etc. y encima, no remunerado…
¿Quién no ha sido blanco fácil
por ser inocente y creer en la gente?
Aquí se plantea la idea de la inocencia como elemento nocivo para la
subsistencia. Es cierto, en este ámbito es muy común confiar en la gente que
después te da el puntinazo y si te he visto no me acuerdo. ¿Quién no fue
inocente alguna vez en este negocio? ¿quién no ha sido lo suficientemente
inocente por seguir creyendo en la gente que anda en el negocio? ¿Y cómo
terminamos todos…? Sufrientes ¿No…? Heridos ¿No…?
Desesperación, desesperanza,
ya nada te alcanza
y encima te hicieron
caer en sus tranzas.
No te dan revancha,
sólo quedan nervios
y el miedo a quedarte
bajo esta avalancha.
La ¿gente? como culpable de nuestra desesperación, te hace cómplice de
sus chanchullos. Sabés que te están cagando, pero ya estás metido en el baile;
sólo queda el miedo de no quedar abajo de todo cuando llegue la gran avalancha.
Cuando hay algo, hay algo que perder.
Resignate,
viejo, todo está tan mal, que cuando tenés algo, seguro lo perdés.