Intérprete: Calamaro
Autor: Calamaro
Álbum: Costumbres
argentinas
Año: 2006Análisis y/o Interpretación
Muerdo el anzuelo y
vuelvo
a empezar de nuevo
cada vez.
Siempre caigo en la
tentación, soy vulnerable, lo sé… porque soy un ser humano… y un ser humano sin
pecados no es un ser humano. Soy ambiguo, porque soy humano, tomo lo que sé que
está mal y luego lo largo como brasa ardiente. Muerdo el anzuelo, justamente
porque sé que es un anzuelo; para caer en la trampa, para partirme, para
estallar; y luego despacito, voy juntando los pedazos para rearmarme… y empezar
de nuevo… cada vez…
Tengo en la mano la
carta
para jugar el juego
cuando quieras.
Siempre nos guardamos
un as en la manga, para cuando haga falta, para ganarla, o al menos empatarla.
Cada cual va seguro por la vida con la carta en la manga, pero a veces resulta
que nuestra carta es la perdedora… y ya no hay vuelta atrás. Cada vez que
sacamos la carta, al mundo se le genera una deuda. Pero el humano es tozudo y
sigue apostando… y el mundo se sigue llenando de dudas y de deudas…
Caminando,
caminándote,
mi calle que quizás
yo pueda cambiar.
La idea de todos
nunca fue cambiar al mundo, ni siquiera la de aquellos personajes que tanto
daño, o tanto bien, le han hecho al planeta. No me la creo. Nadie,
absolutamente nadie tuvo ni tendrá la idea de cambiar literalmente al mundo,
simplemente porque eso entra en el campo de la utopía, y en la utopía nada…
pero nada se alcanza y nunca se llega a la meta. La idea es que el mundo se
quede como está, completo y redondo como siempre. Sólo que caminando,
conociendo, vemos pequeñas cosas que podemos cambiar, para bien, o para mal.
Nos arremangamos y empezamos a empujar para provocar el cambio. Cada grano de
arena que aporte se figura un mundo en alguna parte y lleva consigo, en su
interior el secreto del universo. ¿Si puedo cambiar mi calle? No sé, quizás…
pero lo que es seguro que está en nuestra naturaleza, al menos, intentarlo.
Esperando,
esperándote,
costumbres argentinas
de decir no.
Nada define mejor a
un argentino como el tango. Igual que el tango somos pesimistas, arrogantes,
resignados, autocompasivos y vivimos esperando un golpe de suerte. En estos
versos, Calamaro espera, Calamaro “la” espera, sin embargo, Calamaro también es
un tango y como todo tango, lleva la mochila de las costumbres argentinas
pegada a su espalda… ¡Qué va a venir! ¿Quién carajo soy yo para que venga?
Mejor me voy a la esquina y me tomo una ginebra…
El problema es otra
vez la situación
cada vez peor del
corazón;
Por supuesto que las
costumbres argentinas no se quedan quietas… son como una gran bola de nieve que
se va autoalimentando de los fracasos anteriores y cada vez tenemos menos
esperanzas, porque las esperanzas del fracaso son tan grandes que no caben en
nuestros brazos, pero es el corazón el que se lleva la peor parte.
yo camino todo y veo
cada vez que quiero y
te espero.
Calamaro se define
como una especie de flauner (persona
que pasea, mira las cosas y reflexiona), pero a diferencia de éste, Calamaro ve
sólo lo que quiere mirar… y, por supuesto, espera el golpe de suerte…
Que bueno Horacio, me gustó. Gracias por la información! Abrazo.
ResponderBorrarMuy buena tu interpretación... necesitaba eso. Me gusta... no es talento, es otra cosa. Llega. Me dice. Lo entiendo. Me encata cómo lo escribiste!
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ResponderBorrarun crack MIGUEL
ResponderBorrarque buena onda, gracias
ResponderBorrarimpecable!!!
ResponderBorrarYo interpreto la canción, por la época, como una queja. Los noviazgos eran muy platónicos, sin sexo. En la canción él hace referencia a tirar el anzuelo y empezar de nuevo. Cada vez pasa lo mismo: se ilusiona y termina en fracaso. En esa época las chicas estábamos enseñadas a decir no cuando se nos invitaba a tener sexo. Por eso el repetido " esperándote " y el remate: " costumbres argentinas de decir no"
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