Intérprete: Soda Stéreo
Autor: Soda Stéreo
Álbum: Canción animal
Año: 1990
Análisis y/o Interpretación
Me veras volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mi
Y yo soy parte de todos
“Tengo que aprender a volar, entre tanta gente de
pie…” Los versos de Spinetta me recuerdan al hombre alado,
autor y protagonista ya que está narrando en primera persona. Aquí tenemos dos
términos que nos dan la posibilidad de dos interpretaciones distintas; el
primero de ellos es “volar”, podemos imaginarnos literalmente a un hombre alado
volando sobre la ciudad, o podemos tomar el símbolo de “volar” en su acepción
que lo une a la droga, volar después de inyectarse o fumar es un término muy
usado en la jerga urbana; el segundo, es más una frase metafórica que un
término, con “la ciudad de la furia”, el autor se refiere a la ciudad de Buenos
Aires, lugar en donde viven los músicos y porque es la ciudad más grande del
país; suponemos que cuando habla de “furia” es porque la compara con una selva
en donde prevalece el más fuerte y no el más inteligente. Por tanto, en los dos
primeros versos hay una especie de afirmación del yo lírico hacia un tercero
anunciándole que lo verá volar sobre la ciudad de la furia.
Nada cambiara
Con un aviso de curva
En sus caras veo el temor
Ya no hay fábulas
En la ciudad de la furia
Veo el cartel con el aviso de curva, doblo, pero nada cambia; por más
recorridos, atajos, curvas, contracurvas, rotondas, calles, avenidas y
autopistas, nada cambiará, todo será más de lo mismo. Porque aquí no importa la
geografía, la selva, los edificios o la urbanización, sino el temor que se ve
claramente en el rostro de sus habitantes; son ellos los que están totalmente
perdidos, corriendo de un lado al otro sin saber muy bien por qué,
automatizados, robotizados y temerosos de que en cualquier momento algo cambie
para peor. “Ya no hay fábulas”, es cierto, ya no hay mentiras que valgan porque
en la selva no gana el más mentiroso, sino el más fuerte… Porque el más fuerte
corre con dos ventajas: su fortaleza y su sentido de la realidad, pues ya no
hay ilusiones ni esperanzas, sólo cruda realidad, y el mentiroso no puede con
eso... No olvidemos que aún estamos “en la ciudad de la furia”.
Me veras caer
Como un ave de presa
Me veras caer
Sobre terrazas desiertas
Las aves de presa caen en picada, velozmente, para atrapar a la presa
que han divisado desde lo alto. En estos versos me da la impresión de que el
hombre alado caerá en picada, y no por buscar una presa, sino porque la misma
sociedad no deja que se eleve y si lo hace lo bajan de un hondazo. La multitud
acobardada nada hace para cambiar, el cambio -volar- le produce un gran terror,
y es cierto todo cambio provoca una crisis, pero éste es sólo momentánea; hay
que pasar el momento de crisis para llegar al cambio profundo. Por último, el
hombre alado, herido y solo caerá sobre alguna de las terrazas desiertas.
Te desnudaré
Por las calles azules
Me refugiaré
Antes que todos despierten
El hombre alado ama a una mujer terrenal y sólo pueden verse cuando las
calles son azules, es decir, de noche y alguna que otra luz mortecina que
ilumine los rasgos de los enamorados. Luego del amor, el hombre alado debe
refugiarse de la gente antes que alguien despierte; pues, los diferentes ven
diferente y debe pasar por anónimo si quiere sobrevivir.
Me dejarás dormir al amanecer
Entre tus piernas
Entre tus piernas
Entre tus piernas
Entre tus piernas
El hombre alado pretende sólo un poco de paz; un sueño reparador que le
devuelva las fuerzas y lo ayude en su cruzada. Para ello necesita las piernas
de su amante que utilizará como refugio.
Sabrás ocultarme bien y desaparecer
Entre la niebla
Entre la niebla
Entre la niebla
Entre la niebla
Ella, la única que lo entiende, lo va a proteger bien y ocultarlo de los
demás; luego desaparecerá entre la niebla.
Un hombre alado extraña la tierra
Un hombre alado sigue siendo un hombre; y un hombre no puede despegarse
eternamente de la tierra, necesita el polvo en sus pies, necesita el abrigo de
la madre tierra.
Con la luz del sol
Se derriten mis alas
Se derriten mis alas
Estos dos versos hacen referencia al mito de Ícaro, un hombre que su
soberbia le hizo fabricarse dos alas enormes de cera para llegar al Olimpo,
residencia de los dioses, el tema es que voló tan alto que el calor del sol
derritió las alas de Ícaro y éste se precipitó a tierra. Es por ello que el
hombre alado no puede volar tan alto y sólo puede hacerlo de noche.
Sólo encuentro en la oscuridad
Lo que me une con la ciudad de la furia
Esa misma oscuridad, esa noche, hace que el hombre alado se reconcilie
con la ciudad, es por ello que debe refugiarse en la oscuridad, por el sol, por
la gente y para unirse a la ciudad.
Me veras caer
Como una flecha salvaje
Como una flecha salvaje
Me veras caer
Entre vuelos fugaces
Entre vuelos fugaces
Las flechas salvajes van a la deriva, los vuelos fugaces también;
nuevamente lo verá caer por culpa de la intolerancia de los hombres, porque es
diferente, porque vuela y porque está enamorado.
Buenos Aires se ve tan susceptible
Ese destino de furia es
Lo que en sus caras persiste
Como habíamos mencionado anteriormente, no es “la” ciudad, es decir la
suma de edificios, calles, avenidas y plazas, sino la furia de sus habitantes
lo que persiste en sus rostros y transforma a la arquitectura urbana en “la
ciudad de la furia”.
Un hombre alado prefiere la noche
Anteriormente habíamos mencionado que el hombre alado sólo puede salir
de noche para no ser agredido por los hombres y porque la oscuridad le da la
paz y la reconciliación que tanto busca; por eso un “hombre alado prefiere la
noche”.
Leyendo hoy la letra y prestándole mas atención yo creo que el poeta Cerati se refería a seres alados(ángeles) que visitaban la ciudad, inclusive las calles azules tb me lleva a visualizar que él tenía sensibilidad extrema mezclada con la locura de la ciudad
ResponderBorrarMuy básico el análisis
ResponderBorrarSoy Arnoldo DECILIA, vivo en Vancouver, no soy anónimo!!
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