viernes, 27 de noviembre de 2015

"Hombres de hierro" - León Gieco




Intérprete: León Gieco
Autor: León Gieco
Álbum: León Gieco
Año: 1973


Análisis y/o Interpretación


Larga muchacho tu voz joven  
como larga la luz el sol
que aunque tenga que estrellarse
contra un paredón
que aunque tenga que estrellarse
se dividirá en dos.
Antes de comenzar con el análisis del tema, debemos realizar una obligada contextualización de la época en la cual Hombres de hierro gana las calles. Tras el fallecimiento del General Perón, en ejercicio de la presidencia de la Nación, se hace cargo de la conducción del país el vicepresidente, es decir la esposa del General, es decir Isabel Martínez de Perón. Una mujer cuya competencia para dirigir el futuro de un pueblo era, como mínimo, cuestionable. Rápidamente comenzaron los desaciertos. Amparada en los obsecuentes de siempre y manejada por el nefasto Ministro de Acción Social y director de la famosa triple AAA (Alianza Anticomunista Argentina), Don José López Rega, Isabel Martínez de Perón hizo del país el más famoso de los caos que el pueblo tuvo que enfrentar. Por un lado, la inoperancia e ineficiencia de una presidente a todas luces desesperada; por otro lado, el terror de los otros poderes (legislativo y judicial) que no se querían hacer cargo de la situación por temor a la triple AAA, por tanto, silenciosos e inoperantes; por otro lado, el gran poder acumulado y sintetizado en la figura de José López Rega que hizo y deshizo a su antojo y capricho lo que quiso durante casi cinco años, y esto implicaba el secuestro, la tortura y la muerte o desaparición de cuanta persona se le cruzase en el camino hacia el poder total y absoluto; y, por último, estaban los jóvenes militantes del peronismo que continuaban reclamando la tan famosa “patria socialista” que el General Perón había prometido; entre estos grupos estaban la JP, Los Montoneros, la FAR, la FAP, el ERP y otras tantas facciones en las que se había fraccionado la juventud que, aprovechando el caos del momento, intentaban instaurar el socialismo en nuestro país por medio de la fuerza. Los enfrentamientos más sangrientos se daban entre la policía, los militares y la triple AAA, por un lado, y, por el otro bando, la juventud peronista en alguna de sus formas. En este contexto sociopolítico, los artistas instaban al pueblo a la revolución pacífica, a la vuelta de tuerca sin sangre, planificada, pensada, organizada y efectiva. Veremos cómo se toma en la canción este tópico. Empecemos por el título; Hombres de hierro es una metáfora de aquellos hombres de metal o mejor, de aquello hombres duros que utilizan el metal (arma blanca o arma de fuego) tanto para imponer un idea como para hacer callar las ideas que se proponen. Ahora, esta primer estrofa, entonces, hace un llamado a la juventud para que se exprese sin violencia, pues su voz, tal como los rayos del sol, aunque se estrellen contra un muro (metáfora de la derecha reaccionaria y fascista) se divide y multiplica; la voz y la expresión como formas multiplicadoras del pensamiento de un pueblo oprimido y temeroso. Vemos una comparación directa entre las voces del pueblo y los rayos del sol (metáfora de una Argentina nueva).

Suelta muchacho tus pensamientos
como anda suelto el viento
sos la esperanza y la voz que vendrá
a florecer en la nueva tierra.

León Gieco continúa alentando a la expresión libre del pueblo y para ello se vale nuevamente de una comparación entre las voces de la gente y el viento, pero esta vez ya no como elemento multiplicador, sino como medio de difusión de ideas. Que los pensamientos vuelen de boca en boca como lo hace el viento de árbol en árbol, pues está convencido que desde las bases tiene que surgir “la voz que vendrá” (metáfora de la nueva base de gobierno que regirá el futuro del país). León insiste con un llamado a la paz social para que la voz germine en la tierra nueva.

Hombres de hierro que no escuchan la voz
hombres de hierro que no escuchan el dolor
hombres de hierro que no escuchan el grito.
Gente que avanza se puede matar
pero los pensamientos quedarán.

El estribillo es contundente y reafirma lo dicho anteriormente. Los hombres de hierro que avanzan y no escuchan ni la voz, ni el dolor, ni el grito. Hombres que avanzan a fuerza de palo y metal silenciando a los otros hombres que proponen nuevas ideas para una patria más justa y más pacífica. Estos mismos hombres  no se dan cuenta que se puede silenciar la voz de miles de hombres pero las ideas siguen quedando en la voz y el pensamiento del pueblo. Esa misma voz que, al día de hoy, no se pudo hacer callar.

Puntas agudas ensucian el cielo
como la sangre en la tierra
dile a esos hombres que traten de usar
a cambio de las armas sus cabezas.

Tanto el cielo como la tierra se ven oscurecidos y manchados por “puntas agudas” (metáfora de banderas y armas) y por la sangre (Metáfora de las masacres cotidianas de ambos bandos). El pueblo, en su conjunto, ya está harto de tanta bandera, tanta arma y tanta sangre; quiere un cielo abierto y limpio, ye quiere la tierra sin manchas de sangre y nueva. Para logar esto, León propone la revolución pacífica y consensuada; una revolución en donde se usen las cabezas (metáfora de ideas, pensamientos, diálogo, tolerancia, participación, cooperación y consenso) antes que las armas (clara alusión al caos violento que azotaba nuestra tierra).
  
En síntesis, León Gieco realiza un claro llamado a deponer las armas y los enfrentamientos sin sentido que dividían, literalmente, a la sociedad argentina, cada vez más azorada, sorprendida y hasta ingenua.
Por supuesto, y como era de esperarse, este tema fue censurado de plano al poco tiempo de su edición; León Gieco ingresó a la lista negra de la triple A, fue perseguido y humillado en múltiples ocasiones; no obstante, y por una de esas magias del destino, León pudo permanecer en su tierra y continuar su lucha pacífica desde el arte, por el arte y para el pueblo.

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