martes, 25 de agosto de 2015

"La ciudad de la furia" - Soda Stereo





Intérprete: Soda Stéreo
Autor: Soda Stéreo
Álbum: Canción animal
Año: 1990


Análisis y/o Interpretación

Me veras volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mi
Y yo soy parte de todos
“Tengo que aprender a volar, entre tanta gente de pie…” Los versos de Spinetta me recuerdan al hombre alado, autor y protagonista ya que está narrando en primera persona. Aquí tenemos dos términos que nos dan la posibilidad de dos interpretaciones distintas; el primero de ellos es “volar”, podemos imaginarnos literalmente a un hombre alado volando sobre la ciudad, o podemos tomar el símbolo de “volar” en su acepción que lo une a la droga, volar después de inyectarse o fumar es un término muy usado en la jerga urbana; el segundo, es más una frase metafórica que un término, con “la ciudad de la furia”, el autor se refiere a la ciudad de Buenos Aires, lugar en donde viven los músicos y porque es la ciudad más grande del país; suponemos que cuando habla de “furia” es porque la compara con una selva en donde prevalece el más fuerte y no el más inteligente. Por tanto, en los dos primeros versos hay una especie de afirmación del yo lírico hacia un tercero anunciándole que lo verá volar sobre la ciudad de la furia.

Nada cambiara
Con un aviso de curva
En sus caras veo el temor
Ya no hay fábulas
En la ciudad de la furia
Veo el cartel con el aviso de curva, doblo, pero nada cambia; por más recorridos, atajos, curvas, contracurvas, rotondas, calles, avenidas y autopistas, nada cambiará, todo será más de lo mismo. Porque aquí no importa la geografía, la selva, los edificios o la urbanización, sino el temor que se ve claramente en el rostro de sus habitantes; son ellos los que están totalmente perdidos, corriendo de un lado al otro sin saber muy bien por qué, automatizados, robotizados y temerosos de que en cualquier momento algo cambie para peor. “Ya no hay fábulas”, es cierto, ya no hay mentiras que valgan porque en la selva no gana el más mentiroso, sino el más fuerte… Porque el más fuerte corre con dos ventajas: su fortaleza y su sentido de la realidad, pues ya no hay ilusiones ni esperanzas, sólo cruda realidad, y el mentiroso no puede con eso... No olvidemos que aún estamos “en la ciudad de la furia”.

Me veras caer
Como un ave de presa
Me veras caer
Sobre terrazas desiertas
Las aves de presa caen en picada, velozmente, para atrapar a la presa que han divisado desde lo alto. En estos versos me da la impresión de que el hombre alado caerá en picada, y no por buscar una presa, sino porque la misma sociedad no deja que se eleve y si lo hace lo bajan de un hondazo. La multitud acobardada nada hace para cambiar, el cambio -volar- le produce un gran terror, y es cierto todo cambio provoca una crisis, pero éste es sólo momentánea; hay que pasar el momento de crisis para llegar al cambio profundo. Por último, el hombre alado, herido y solo caerá sobre alguna de las terrazas desiertas.

Te desnudaré
Por las calles azules
Me refugiaré
Antes que todos despierten
El hombre alado ama a una mujer terrenal y sólo pueden verse cuando las calles son azules, es decir, de noche y alguna que otra luz mortecina que ilumine los rasgos de los enamorados. Luego del amor, el hombre alado debe refugiarse de la gente antes que alguien despierte; pues, los diferentes ven diferente y debe pasar por anónimo si quiere sobrevivir.

Me dejarás dormir al amanecer
Entre tus piernas
Entre tus piernas
El hombre alado pretende sólo un poco de paz; un sueño reparador que le devuelva las fuerzas y lo ayude en su cruzada. Para ello necesita las piernas de su amante que utilizará como refugio.

Sabrás ocultarme bien y desaparecer
Entre la niebla
Entre la niebla
Ella, la única que lo entiende, lo va a proteger bien y ocultarlo de los demás; luego desaparecerá entre la niebla.

Un hombre alado extraña la tierra
Un hombre alado sigue siendo un hombre; y un hombre no puede despegarse eternamente de la tierra, necesita el polvo en sus pies, necesita el abrigo de la madre tierra.

Con la luz del sol
Se derriten mis alas
Estos dos versos hacen referencia al mito de Ícaro, un hombre que su soberbia le hizo fabricarse dos alas enormes de cera para llegar al Olimpo, residencia de los dioses, el tema es que voló tan alto que el calor del sol derritió las alas de Ícaro y éste se precipitó a tierra. Es por ello que el hombre alado no puede volar tan alto y sólo puede hacerlo de noche.

Sólo encuentro en la oscuridad
Lo que me une con la ciudad de la furia
Esa misma oscuridad, esa noche, hace que el hombre alado se reconcilie con la ciudad, es por ello que debe refugiarse en la oscuridad, por el sol, por la gente y para unirse a la ciudad.

Me veras caer
Como una flecha salvaje
Me veras caer
Entre vuelos fugaces
Las flechas salvajes van a la deriva, los vuelos fugaces también; nuevamente lo verá caer por culpa de la intolerancia de los hombres, porque es diferente, porque vuela y porque está enamorado.

Buenos Aires se ve tan susceptible
Ese destino de furia es
Lo que en sus caras persiste
Como habíamos mencionado anteriormente, no es “la” ciudad, es decir la suma de edificios, calles, avenidas y plazas, sino la furia de sus habitantes lo que persiste en sus rostros y transforma a la arquitectura urbana en “la ciudad de la furia”.

Un hombre alado prefiere la noche
Anteriormente habíamos mencionado que el hombre alado sólo puede salir de noche para no ser agredido por los hombres y porque la oscuridad le da la paz y la reconciliación que tanto busca; por eso un “hombre alado prefiere la noche”.

lunes, 17 de agosto de 2015

"El salmón" - Andrés Calamaro/El Indio Solari




Intérprete: El Indio Solari
Autor: Andrés Calamaro
Álbum: Calamaro querido 1
Año: 2006


Análisis y/o Interpretación


Quiero arreglar todo lo que hice mal
todo lo que escondí hasta de mí,
La canción se presenta como una confesión y un pedido de disculpas. El autor habla en primera persona y “quiere” arreglar todo lo que hizo mal, hasta aquellas cosas que escondió muy dentro suyo, cosas que escondió hasta de él mismo. Hay un planteamiento moral, hasta filosófico diría, en donde se pone en tela de juicio aquellas cosas que “tenemos” que hacer, de aquellas cosas que “debemos” hacer. Aún hoy, desde la época de Aristóteles y compañía, se intenta resolver el dilema que plantean los conceptos de “tener” y “deber”. El primero, según mi opinión, implica la decisión particular y voluntaria del individuo que se propone hacer algo, solo faltaría resolver el cómo, el cuándo, el dónde, etc. En cambio el “deber”, se me hace como algo impuesto por la sociedad, como una norma, ley, regla o precepto que hay que acatar, aunque no estemos dispuestos a hacerlo. Sin embargo, en el tema no se plantea ni el “tener”, ni el “deber”, sino el “querer” y, en una opinión muy personal, creo que “querer” se expresa aquí como una fusión entre el deber y el tener, es decir, “querer” hacer algo por voluntad propia, pero también impulsado por la sociedad; cualquiera puede ser el motivo: estar sin dinero, ir de compras, hacer la cola en el banco, etc. Ese “quiero arreglar todo…” obliga a la persona del yo lírico a ponerse en marcha como un deber moral para arreglar “todo”, hasta aquellas cosas que “escondí hasta de mí”.

debo contar lo que yo solo sé,
uh! perdón, Victor Sueiro también.
En este par de versos aparece la palabra “debo”, es decir, hay una obligación moral pero también social de “contar lo que sólo yo sé”. Todo el mundo guarda secretos; “querer” contarlos significaría desembarazarnos de algo que nos agobia, cortar lastres con el pasado para mejorar el presente y planificar un futuro, ya que nos sentimos más “ligeros” espiritualmente hablando. Ahora, cuando se habla del “deber” contar el secreto que llevamos bien guardado, implica, indefectiblemente, la relación con el “otro”; es decir, si “debemos” largar un secreto a la calle es no sólo por una cuestión de alivio personal, sino que, además, implica que la información liberada beneficiaría a “otro” u “otros”. La acción del “deber” liberar un secreto es, entonces, una cuestión moral que el autor se plantea, ya que su secreto liberado descargaría tensiones en diversos ámbitos sociales. En el segundo verso, el autor toma como ejemplo la acción del “deber contar” que, en su momento, decidió “Víctor Sueiro también” (básicamente, refiere a las visiones que dice haber tenido Sueiro después de haber estado clínicamente muerto durante algunos segundos o minutos). La decisión de Sueiro radicaba, fundamentalmente, en el beneficio que arrojaría a la sociedad el hecho de saber qué hay más allá de la muerte y, así, tranquilizar la conciencia de muchos. Víctor Sueiro también se hizo un planteo moral al momento de decidir sobre el “deber” de contar o no lo que le sucedió. En una mirada comparativa, el autor se pone a la altura de Sueiro y, tal como él, se plantea también la posibilidad de que su secreto podría modificar (para bien o para mal) el accionar o la reputación de ciertos individuos y, sobre todo, la relación que mantiene el autor con éstos. Si a esto le agregamos que el autor “quiere arreglar todo lo que hizo mal”, el tema del “deber contar” se hace aún más fuerte.

Quiero arreglar todo lo que hice mal
todo lo que escondí hasta de mí,
debo contar lo que yo solo sé,
uh perdón, Ángel Cristo también.
La repetición de versos o estrofas completas es un clásico no sólo en las canciones del rock nacional, sino en la música en general; estilo barroco, le dicen. La repetición tiene la propiedad de realzar el valor de lo que se está tratando de transmitir, logrando que el público-escucha preste mayor atención al tema de la letra. Esta función particular recae, siempre, en los “estribillos”; estrofas que se encargan de realizar una reducción temática o síntesis de la canción y, además, inducirle importancia a la idea haciendo repetitiva su mención.
En este caso particular, se repiten los tres primeros versos pero, en el último, se cambia el personaje con el cual se compara el autor en este tema del “deber decir”. Cristo, por cuestiones morales y religiosas, sintió el deber de transmitir su mensaje al resto de la gente para el beneficio de todos. De la misma manera, el autor cree que su “deber decir” involucra cierta acción social para beneficio de la mayoría.

Se ve que para algo usé la cuchara,
porque no encuentro sopa, postre ni ensalada,
hay botellas vacías de marcas extrañas,
las debo haber tomado, que resaca.
Dos versos que hacen referencia a la droga, más específicamente a la heroína, ya que la misma se prepara poniendo el polvo de heroína disuelto en agua en una cuchara, y se calienta la misma con un encendedor hasta que empieza a hervir, luego se carga la jeringa, se espera unos minutos a que el líquido se enfríe un poco y se inyecta por vía venosa; el efecto es inmediato, la mayoría de las veces no alcanzan siquiera a quitarse la jeringa del brazo. Se dice que la heroína es una de las drogas más duras que se comercializa ilegalmente. La adicción a la misma es casi inmediata y la recuperación del drogadicto es muy traumática.
De la misma manera, la adicción al alcohol, es vista hoy como una enfermedad adictiva de la cual no se “sale” si no se dispone de la suficiente fuerza de voluntad personal para hacerlo, ya que no hay ni medicamentos, ni tratamientos cien por ciento efectivos.
El tema aquí es cómo se mezclaron estos versos con lo que venimos diciendo sobre el “deber decir”. Mucha gente requiere, para revelar un secreto, cierta dosis de “voluntad extra” a fin de juntar coraje, sobre todo, cuando “el deber los llama”. Y es aquí, entonces, cuando nos metemos con “la voluntad”, otro tema que ronda a la sociedad y al individuo como un espectro difícil de resolver. La voluntad es hermana de la perseverancia y sobrina de la duda. Tengo una hermana que continuamente está diciéndome “vamos, vos podés”, pero a la vez, tengo a una tía que me susurra a la oreja “¿vale la pena?”.  En estos tiempos, la voluntad primaria, individual, personal y legítima, cuesta bastante ponerla en práctica; siempre necesitamos un “empuje” de algo adicional que nos permita sacar la cabeza del pozo. La voluntad implica no sólo perseverancia y duda, sino también resentimiento, miedo, valor, ilusión, trabajo, calma y toda una serie de estados psíquicos y espirituales que, una vez concretada la acción para la cual utilizamos nuestra fuerza de voluntad, se ponen de manifiesto para otorgarle al individuo placer o angustia dependiendo del caso. La voluntad no asegura el éxito de una empresa, sólo es el motor que nos pone en marcha, y todos sabemos que un motor puede usarse tanto para hacer el bien como para hacer el mal. No obstante, la voluntad escasea porque la mayoría de las veces nos sentimos desilusionados con los resultados obtenidos después de tanto esfuerzo. Podemos aquí, engarzar otro tema que corroe a la sociedad de nuestro tiempo, la falta de reconocimiento ante el esfuerzo. Muy pocas veces, con sincera honestidad, he visto “reconocer” el trabajo desinteresado de otros para el bien de muchos. Desgraciadamente, la sociedad argentina se mueve dentro de un sistema de valores muy fluctuantes que terminan malogrando la fuerza de voluntad de unos pocos. Si partimos de la base que la voluntad aquí invocada se resuelve para dar a conocer, con mucho esfuerzo, el secreto personal de alguien que podría afectar a ciertos círculos o sectores de la sociedad, y si a eso le agregamos que el sujeto (el autor) es un tanto “blandito” en cuanto a voluntad se trata, entonces sí hace falta un “toque” de voluntad extra para terminar con la empresa. Ese “empuje” extra que requiere el yo lírico proviene de la droga y el alcohol; dificulto que de otra manera se “anime” a contar su proverbial secreto.

No pienso estar Enero en Pinamar
no me asusta el fantasma Yabrán
que tentación yo me voy a El Bolsón
reservé por ahí una gran suite.
En este par de versos, el Indio Solari mete a Yabrán, cambiando el texto del segundo verso; el original es: “no me gusta cagar en el mar”.
Caben aquí dos opciones. En primer lugar, consideremos por un momento que el secreto fue revelado; en este caso, no cabe dudas que el autor está pensando en escapar de las consecuencias que se han generado por la divulgación del secreto. No obstante, y en segundo lugar, la interpretación que más me satisface, la más jugosa diría, es la de huir “sin” revelar el secreto; esconderse en algún lugar y evitar así ser atosigado por el público (y por él mismo) a fin de que revele su secreto. Sin embargo, todos sabemos que de nada sirve huir o escapar o simplemente cambiar de lugar geográfico de residencia, cuando un tormento emocional nos corroe el alma; pues también todo el mundo sabe que dicho tormento nos seguirá hasta el fin del mundo. Huir o escapar no es la manera más elegantemente correcta de hacerle frente a un dilema, sobre todo cuando éste trae aparejado consecuencias sociales. El autor se siente perseguido por la duda que lo carcome y, como todo perseguido, huye. Revelado o no el secreto, el tema del escapismo ante la primer eventualidad o dilema grave que se nos presenta es inherente al ser humano; muy pocos se quedan para hacerse cargo y enfrentar (o enfrentarse) el problema que los preocupa. Cuántos proyectos postergados, cuántas almas sin consuelo, cuántas relaciones rotas se hubiesen evitado sólo plantando el pie en tierra y hacerle frente a un dilema o problema que nos urge resolver.
Un párrafo aparte se merece el personaje “Yabrán”. El Indio declara “no me asusta el fantasma Yabrán”, y tiene razón porque Yabrán no es ningún fantasma. Pero vayamos por partes. Yabrán era el dueño de la privatizada empresa Correos Argentinos. En ella amasó una increíble fortuna realizando negocios no tan santos en la época de nuestro ex presidente Carlos Menem, utilizando sus influencias y sus poderes para efectuar lavado de dinero, contrabando, etc., y beneficiando con esto a los innumerables amigos del poder de turno. Todo iba bien hasta que una noche de enero, cuando se realizaba una fiesta en la casa que Yabrán poseía en Pinamar y en donde había todo tipo de invitados: los viejos amigos, los obsecuentes de siempre y los que querían ultimar nuevos negocios con el empresario, un fotógrafo, José Luis Cabezas, toma una inocente fotografía de Yabrán junto a sus invitados. José Luis fue expulsado de la fiesta debido a la ofuscación del empresario, y al día siguiente aparece Cabezas “suicidado” con dos tiros en la nuca, maniatado y encapuchado, en una especie de basural del pueblo. A medida que la investigación del crimen iba avanzando, todas las pruebas fueron apuntando sistemáticamente a la figura de Yabrán. Cuando el encarcelamiento del empresario era inminente, aparece un cadáver en el baño de la casa de Yabrán en Buenos Aires, con un escopetazo en la cara. Prontamente, se dispuso todo para dar a conocer que el cadáver pertenecía a Yabrán y asunto resuelto. Ya no más investigación sobre el crimen de José Luis, pues el autor del mismo había muerto. Caso cerrado. Según mi opinión el cadáver perteneció a algún desdichado parecido al empresario, montaron toda la escena del suicidio y ahora Yabrán se encuentra regenteando alguna que otra empresa en algún lugar del mundo, con una perfecta cirugía facial, documentación nueva, una enorme fortuna en sus manos y libre de culpa y cargo. Insisto, por ello al Indio no le “asusta” el fantasma Yabrán, simplemente porque no lo es.
Finalmente, el autor declara no querer estar en enero en Pinamar, pero sí en El Bolsón. Y hay aquí otro temita muy nuestro implantado como hecho social. Los argentinos, o al menos una gran parte de ellos, planifican sus vacaciones con suficiente antelación tomando como parámetro de decisión “en dónde estará la movida este año”. Pinamar y El Bolsón como los dos polos opuestos de la sociedad beligerante que sale a vacacionar. ¿Por qué beligerante? Porque la gran mayoría no se preocupa de estos temas y se amontona en Mar del Plata, o en Carlos Paz, o en Bariloche. Aquellos que no nos bancamos el amontonamiento de gente y queremos algo de paz nos vamos a El Bolsón, donde todo es tranqui, sin quilombos, sin ruidos raros, mucha música callejera y donde todo es buena onda. Mientras que, en el otro polo, la cosa no es tan tranquila sino obscena, donde la música es estridente y sale de las agencias de autos que invaden la avenida principal, y la buena onda la conseguís en el concesionario de Honda, en donde podés comprarte un cuatri, una moto, o el último modelo de auto…  Pinamar como la careta (o el estilo de vida) que prefieren muchos argentinos para continuar el estándar de vida que han amasado en la ciudad; Pinamar es un centro turístico en donde la obscenidad del dinero (muchas veces de dudoso origen) es la reina que maneja desde el ruido y la moda de los trajes de baño, hasta los negocios que no se han podido terminar en Buenos Aires y van a concluirse al balneario, mojito mediante. En las antípodas nos encontramos con El Bolsón, un pueblo grande o una ciudad pequeña, en donde el dinero sólo se tiene en cuenta para sobrevivir y la madre naturaleza es la que marca el ritmo de la aventura de vacacionar. Al momento de escribir estas líneas, las descripciones se ajustan más o menos al ritmo de vida de cada centro turístico. No obstante, y al paso que vamos, todo es corruptible y francamente espero que esto no suceda con pueblos como El Bolsón cuyos habitantes hacen lo imposible cada temporada por despegarse de las malas juntas. Para terminar, el autor elige El Bolsón, pero ojo, en una “gran suite…”; para pensar.

No pienso estar Enero en Pinamar
no me excita el fantasma Yabrán
que tentación yo me voy al bolsón
reservé por ahí una gran suite.
Cortito y al pie. En esta estrofa se repite la anterior y El Indio cambia “asusta” por “excita”. Y no es menos importante, pues con ello se pone de manifiesto otro de los grandes entretenimientos argentinos: la morbosidad. Cuando El Indio habla de “excitación”, lo hace en el sentido de la morbosidad que generó en la gente el asesinato de José Luis Cabezas y el ¿suicidio? de Yabrán… Los argentinos nos excitamos fácilmente con la morbosidad que chorrea de las páginas de la prensa amarilla y sensacionalista. El amarillo y el rojo hacen un buen contraste, lástima que sea tan excitante.

Revíseme el aceite, el aire y el agua,
revíseme a mi el coche no tiene nada
Llegados a este punto, nos podemos encontrar con dos interpretaciones. La primera es la literal; en su viaje a El Bolsón, el autor hace una parada en la estación de servicio para cargar combustible y, de paso, que le revisen el aceite, el aire y el agua del motor de su vehículo. No obstante, y como segunda interpretación, conociendo la ironía y el manejo que hace Calamaro de los símbolos, podemos ir un poco más allá y tomar el aceite, el aire y el agua como elementos que articulan una propuesta literaria aún más profunda. Veamos. Cuando Calamaro pide la revisión de estos tres elementos (aceite, aire y agua) no se refiere, y lo dice expresamente, al auto sino a él mismo. Quiere testear de alguna manera que puede seguir adelante con su proyecto y, por tanto, pide que lo revisen a él y no a su auto. En este estado de cosas, podemos inferir tomando al “aceite” como un elemento lubricante que le hace falta al autor para seguir adelante, es decir, se debe estar bien “lubricado” (bien decidido y con la mente clara) para tomar las decisiones que el yo lírico tuvo que tomar en su momento y que más arriba mencionamos como el “empuje” de voluntad que le hacía falta para concretar su empresa. Por otro lado, el aire puede pasar a llamarse “humo” y, bajo estas condiciones, entender que se refiere a la cantidad de cigarros armados que lleva para no aflojar con el coraje. Finalmente, cuando refiere al agua, podemos tomarlo como “bebida” y es parte de lo mismo. Calamaro solicita una inspección de los tres elementos necesarios que le facilitarán la tarea de revelación una vez llegado el momento.
En párrafo aparte podemos ver que el autor está plenamente convencido de realizar el viaje para revelar o no el secreto tan bien guardado; y lo podemos inferir con el verso “el auto no tiene nada”, es decir, está listo para seguir adelante; en todo caso el que está dudando es él.

en esta ocasión voy a pedirles perdón
si es rápido y es gratis...Why not?
¿Por qué pedir perdón cuando a alguien le pinte la ocasión de hacer algo rápido y gratis? O mejor ¿Qué cosas puede hacer uno que sean rápidas y gratis y después tengamos que pedir perdón? Tengo la impresión de que estos versos se enganchan con los dos primeros de la canción en donde dice que quiere arreglar todo lo que hizo mal… Es decir, por un lado, quiere cambiar para estar mejor, pero también, si le pinta algo rápido y gratis, lo hace y después pide disculpas… Otra costumbre muy argentina: mandarse la cagada y después pedir perdón, como si pidiendo perdón se acabaran todos los problemas ocasionados. Por mi parte puedo aportar que cuando el error se repite, de nada sirve el perdón. Por otro lado, las cosas que hacemos rápidas y gratis y luego “debemos” pedir perdón, se debe a que son cosas mal hechas o que desde sus comienzos están mal moralmente hablando. ¿El autor estará pidiendo perdón por anticipado por el secreto revelado? ¿El autor creerá que revelar un secreto es rápido y gratis? Sí, quizás tenga razón, según dicen la mentira tiene patas cortas y la verdad… La verdad no siempre es buena, pero es rápida y gratis…

Siempre seguí la misma dirección
la difícil la que usa el salmón
El mundo está hecho tal cual es. Cualquier intento de cambio genera una crisis que a veces dura años. La revelación de un secreto que involucra a ciertos círculos sociales y tal vez no se olvide nunca, pero el acto concreto de la revelación es simple y puro; son las consecuencias las que nos atrasan en nuestra evolución. No hay otra forma que remar a contramano cuando alguien propone un cambio y si ese cambio proviene de asegurar una verdad concluyente, muchos se rasgarán las vestiduras y se tirarán de los pelos… pero la verdad existe y es única en cada caso. Develar algo que nos corroe es, a todas luces, haber remado a contramano, es decir, haber defendido nuestros ideales y nuestra vida (o nuestra forma de vivir o de ver al mundo) a pesar de que la mayoría corra en sentido opuesto, tal como hace el salmón, que se pasa la vida nadando en contra de la corriente del río para desovar y dar vida.
El salmón, y su forma de sobrevivir (desovar río arriba, en contracorriente, en contramano), nos muestra aquí una metáfora de lo que significa pensar o accionar en contra de lo que la mayoría de la gente cree como normal. ¿Vale la pena definir lo que es normal…?

siento llegar al vacío total
de tu mano me voy a soltar.
Podemos suponer aquí que el autor ha revelado el secreto y ahora se siente vacío, totalmente. Y no deja de ser cierto, cuando el misterio es develado, la persona que lleva la carga del secreto siente que le han sacado una tonelada de encima; y esto pasa aquí y en la China. No podemos soportar por demasiado tiempo el peso de un secreto, en algún momento, muchas veces el menos esperado, se sueltan las amarras de la verdad y el vacío es total. Nada hay para dar, nada hay para tomar; el vacío nos sublima hasta la próxima parada. El autor ha llegado a un momento de su vida en donde no le encuentra sentido a nada, por eso su vacío total, supone no tener pasado y el futuro es una sonrisa borrosa; el presente, el presente es esto que me pasa mientras me pregunto qué es el presente… En este estado de vacío total, uno siente como flotando porque no hay techo ni piso, no hay arriba, no hay abajo, ni derecha, ni izquierda… somos apenas polvo arrastrado por el viento. El autor toma conciencia del estado en que se encuentra, por lo tanto va a soltar la mano de su chica para no arrastrarla con él… Porque una vez vacío, nada puede ser solidario con nosotros; estamos completamente solos girando en el más oscuro infinito. Por ello cortar amarras, desprenderse de todo, que nada nos ate, liberar el lastre. ¿Para qué? Pues para no dañarlo, para que vuelva una vez que nos completemos, una vez que estemos listos para seguir… el camino del salmón.

Dame, dame, dame
un poco de tu amor
yo a cambio te ofrezco
una montaña de horror.
Fue un proceso intenso: demoliendo preconceptos, convenciéndome que ese era el camino, hube de darme fuerza de voluntad extra para lograrlo, revisé mis fluidos para que todo marchara, huí a un lugar bucólico para expresarme, fue rápido y gratis pero nada agradable. Merezco un poco de tu amor para entender que todo esto no fue en vano. Yo… yo no tengo nada para darte, sólo esta montaña de horror que fui construyendo en el proceso de la revelación. Nada tengo para ofrecerte; sólo esta montaña de horror que fui construyendo día a día. El horror como partícipe directo y protagonista principal de este aquelarre de verdades en donde el vacío se hace hermano de la duda. Dame un poco de tu amor, yo te doy todo lo que tengo, pues estoy vacío y sólo cuento con esta montaña de horror. El horror que fui construyendo remando contra la corriente, igual que el salmón.


viernes, 24 de julio de 2015

"Costumbres argentinas" - Andrés Calamaro




Intérprete: Calamaro
Autor: Calamaro
Álbum: Costumbres argentinas
Año: 2006


Análisis y/o Interpretación

Muerdo el anzuelo y vuelvo
a empezar de nuevo cada vez.
Siempre caigo en la tentación, soy vulnerable, lo sé… porque soy un ser humano… y un ser humano sin pecados no es un ser humano. Soy ambiguo, porque soy humano, tomo lo que sé que está mal y luego lo largo como brasa ardiente. Muerdo el anzuelo, justamente porque sé que es un anzuelo; para caer en la trampa, para partirme, para estallar; y luego despacito, voy juntando los pedazos para rearmarme… y empezar de nuevo… cada vez…

Tengo en la mano la carta
para jugar el juego cuando quieras.
Siempre nos guardamos un as en la manga, para cuando haga falta, para ganarla, o al menos empatarla. Cada cual va seguro por la vida con la carta en la manga, pero a veces resulta que nuestra carta es la perdedora… y ya no hay vuelta atrás. Cada vez que sacamos la carta, al mundo se le genera una deuda. Pero el humano es tozudo y sigue apostando… y el mundo se sigue llenando de dudas y de deudas…

Caminando, caminándote,
mi calle que quizás yo pueda cambiar.
La idea de todos nunca fue cambiar al mundo, ni siquiera la de aquellos personajes que tanto daño, o tanto bien, le han hecho al planeta. No me la creo. Nadie, absolutamente nadie tuvo ni tendrá la idea de cambiar literalmente al mundo, simplemente porque eso entra en el campo de la utopía, y en la utopía nada… pero nada se alcanza y nunca se llega a la meta. La idea es que el mundo se quede como está, completo y redondo como siempre. Sólo que caminando, conociendo, vemos pequeñas cosas que podemos cambiar, para bien, o para mal. Nos arremangamos y empezamos a empujar para provocar el cambio. Cada grano de arena que aporte se figura un mundo en alguna parte y lleva consigo, en su interior el secreto del universo. ¿Si puedo cambiar mi calle? No sé, quizás… pero lo que es seguro que está en nuestra naturaleza, al menos, intentarlo.

Esperando, esperándote,
costumbres argentinas de decir no.
Nada define mejor a un argentino como el tango. Igual que el tango somos pesimistas, arrogantes, resignados, autocompasivos y vivimos esperando un golpe de suerte. En estos versos, Calamaro espera, Calamaro “la” espera, sin embargo, Calamaro también es un tango y como todo tango, lleva la mochila de las costumbres argentinas pegada a su espalda… ¡Qué va a venir! ¿Quién carajo soy yo para que venga? Mejor me voy a la esquina y me tomo una ginebra…

El problema es otra vez la situación
cada vez peor del corazón;
Por supuesto que las costumbres argentinas no se quedan quietas… son como una gran bola de nieve que se va autoalimentando de los fracasos anteriores y cada vez tenemos menos esperanzas, porque las esperanzas del fracaso son tan grandes que no caben en nuestros brazos, pero es el corazón el que se lleva la peor parte.

yo camino todo y veo
cada vez que quiero y te espero.
Calamaro se define como una especie de flauner (persona que pasea, mira las cosas y reflexiona), pero a diferencia de éste, Calamaro ve sólo lo que quiere mirar… y, por supuesto, espera el golpe de suerte…


domingo, 12 de julio de 2015

"Como mata el viento norte" - La Máquina de hacer Pájaros




Álbum: La Máquina de hacer Pájaros
Año: 1976


Análisis y/o Interpretación



Como mata el viento norte
cuando agosto está en el día,
y el espacio nuestros cuerpos ilumina.
En principio, “mata” era una palabra usada tanto para decir que algo estaba muy bueno, como por ejemplo: “¡esa moto mata, loco!”, o en su función literal, matar a una persona. Por un lado, en marzo del ’76 se hizo cargo del gobierno la dictadura de la junta militar, encabezada por Videla, en agosto la represión, desaparición, tortura y muerte a estudiantes, profesores, gremialistas, trabajadores, etc., estaba en su clímax. Por otro lado, el viento norte, en nuestras latitudes, es considerado como un viento que trae calamidades, pestes, muy malo para los cultivos, etc., como mínimo un poderoso viento caliente y fuerte, insoportable; el Zonda es un buen ejemplo. Uniendo ambos conceptos, podemos insinuar que el “viento norte” funciona en estos versos como la dictadura de la junta militar y que cada vez que “ilumina” un cuerpo, en realidad, lo “mata”.

Un mendigo muestra joyas
a los ciegos de la esquina,
y un cachorro del señor nos alucina.
La gente, desesperada, sobrevivía como podía. Hubo, en particular, un grupo de “buchones” (“mendigo”) que no eran más que civiles que delataban o señalaban (“muestran joyas”) las actitudes sospechosas de determinada persona a los encargados de reunir información para el gobierno (“los ciegos de la esquina”); éstos, además de reunir la información se encargaban de verificar que los datos eran ciertos, para pasárselos después a los agentes del aparato represivo, encargados del secuestro o la tortura (“cachorro del señor”); finalmente, cuando “un cachorro del señor” nos “alucina” (nos “chupa”), estamos perdidos.

Háblame solo de nubes y sal
no quiero saber nada
con la miseria del mundo hoy.
Ante dos estrofas tan cargadas de dolor y espanto, ante tanto disfrazar las letras para poder decir algo, ante tanto desastre organizado, García decide no enterarse por un día, por un puto día, “de las miserias del mundo hoy”.

Hoy es un buen día
hay algo de paz,
la tierra es nuestra hermana.
García se va, se evade, García vuela, hasta quizás haya fumado más de la cuenta, pero… ¿quién de ustedes puede arrojar la primera piedra? ¿quién de ustedes puede juzgar a un alma sensible que para poder cantar lo que lo mortifica, tiene que disfrazar todo para que no lo “chupen”? Yo no me atrevo, es más, besaría su frente, para calmar su dolor.

Marte no cede, al poder del sol
Venus nos enamora,
la Luna sabe de su atracción.
“Marte”, el “Sol” y “Venus” son, simbólicamente hablando, los tres miembros de la junta militar. Recuerdo muy bien que se demoraron unos días en declarar quién iba a ser el presidente de la junta militar, ya que los tres se disputaban tan honorable cargo. Finalmente, el general Jorge Videla quedó a cargo de la junta, pero con un gran resentimiento por parte de los otros dos que, de hecho, continuamente se contradecían o le hacían la vida imposible a Videla disputándose el poder.

Mientras nosotros morimos aquí,
con los ojos cerrados
no vemos más que nuestra nariz.
Esta estrofa es más que elocuente, mientras el pueblo combate y muere, el resto vive “con los ojos cerrados” no quieren saber nada, se obligan a no “ver más allá de su propia nariz”. Es cierto, amigos, cada cual, como dije antes, sobrevivía como podía, pero si hay algo de lo cual estoy avergonzado como argentino, es habernos callado la boca cuando sabíamos perfectamente lo que estaba pasando. Es más, dos años después, en 1978, medio país se reunió en la Plaza de Mayo ¡Para festejar el triunfo argentino en el mundial de fútbol! ¡Nada importaba más que el mundial! ¡Qué lástima que sentí por ellos! Por todos aquellos que se auto convocaban para festejar el triunfo de un mundial de fútbol, pero eran incapaces de reunirse de a dos para hacerle frente a la dictadura… Fuimos una manga de hipócritas y de cobardes…

Señor noche, se mi cuna,
señor noche, se mi día,
mi pequeña almita baila
de alegría, de alegría.
La última estrofa es una genialidad de ironía y sarcasmo, una licencia de Charly, ante tanto horror.



viernes, 3 de julio de 2015

"Che pibe, vení, votá" - Raúl Porchetto




Intérprete: Raúl Porchetto
Autor: Raúl Porchetto
Álbum: Che pibe
Año: 1982


Análisis y/o Interpretación

Con cuerpo y mente joven
siempre que acates decisiones
en un buen rol podrás actuar
“Con cuerpo y mente joven”, vale más la apariencia que la inteligencia. Dicho al pasar: Se dieron cuenta, queridos amigos de que el noventa por ciento de las propagandas que se ven en televisión tienen que ver con la apariencia, por ejemplo: pastas dentales, cremas rejuvenecedoras, cosméticos de todo tipo, champú para todo tipo de pelo, dietas o aparatos para adelgazar, etc. Sólo es un dato estadístico más, pero es para tenerlo en cuenta. Por otro lado, si tenés la mente joven sos más maleable y manejable (y más barato, por supuesto), que un experimentado adulto de cuarenta años que podría cumplir perfectamente con el mismo rol, pero no es conveniente, porque el adulto piensa, y el joven aún no se le dio por eso, sólo quiere el puesto de trabajo. Resumiendo: Si sos joven y obediente quizás tengas alguna oportunidad dentro de la sociedad, si sos maduro y tenés ideas, quedate en tu casa mirando la tele hasta que se te pase.

en la emergencia nacional
la juventud es primordial
ché pibe vení votá.
Tenemos que ser sinceros, en muchas cosas nos aventajan los jóvenes, pero en lo que más se destacan es cuando tienen que portar un rifle o embocar el sobre con el voto en la urna. Si sos joven, es casi seguro que van a contar con vos y hasta son capaces de llamarte personalmente para que sirvas como carne de urna o de cañón. En situaciones de emergencia nacional, los maduros no servimos para nada, en cambio “la juventud, es primordial”. Una aclaración: el tema fue compuesto en plena guerra contra Inglaterra, por la soberanía sobre las Islas Malvinas. Entre los pacifistas, como Raúl, había mucha desesperanza, bronca y resignación.

Esencia y moral es bueno
pero de golpe no podemos
el país así cambiar
Toda la estrofa tiene un alto grado de ironía. Otra vez debemos sincerarnos: en algo aventajamos a los jóvenes, algo que los políticos o los hombres que detentan el poder aprecian muy bien en la gente, algo que ni por asomo tienen lo jóvenes por más que lo intenten, ese algo es la “paciencia” y la “tolerancia”. La cúpula del poder siempre miente, para tapar algo, para encubrir a alguien, para robar, en fin… La mentira es una condición sin equa non que debe poseer a flor de labios, aquel que desea llegar a la cima. Nosotros, los maduros, desgraciadamente aprendimos a tolerar con paciencia infinita lo excesos de aquellos dueños del poder, porque sabemos que lo único que podemos cambiar es el pequeñísimo mundo que tenemos a nuestro lado. Pero los jóvenes no. No tienen ni paciencia ni tolerancia, salen enseguida a la calle a reclamar por sus derechos (o los de todos) y quieren “ya” la solución, y en estos casos se pueden poner no sólo molestos, sino también hasta agresivos. Por lo tanto, es ahora el gobierno quien tiene que tener tolerancia y paciencia para calmar un poco los ánimos y ganarse de nuevo a la juventud votante y/o guerrillera. Entonces sale al balcón con una nueva mentira… Y así se va componiendo la cadena, calculo yo que por muchos años más…

confórmate con algún puesto
sos joven para entender esto
ché pibe vení votá
Pibe, conformate con esto y no jodas hasta las próximas batalla o elecciones. Es más o menos, lo que dicen estos tres versos. Pero, no obstante, me llama la atención el segundo verso: “sos joven para entender esto” ¿A qué se refiere el autor cuando habla de “esto”? ¿Qué es “esto” que los jóvenes no pueden entender? ¿Acaso no les enseñaron a manejar un arma y le sacaron un pasaje de ida al sur…? ¿Acaso no les enseñaron a votar… Entonces… ¿Qué es “esto” tan misterioso que un joven no puede entender? Puedo arriesgarme y decir que se trata de los vericuetos del poder… O también puede tratarse de las guerras inducidas para hacer dinero… O los genocidios que se llevan a cabo para probar un nuevo plan económico… O las consecuencias que está sufriendo el planeta en lo que se refiere a cuestiones ecológicas… En fin… Tanto misterio me abruma… Mejor me pongo a ver la tele para ver si se me pasa…

Si hay que triunfar
siempre te vamos a llamar
para guerras o elecciones
pibe no nos abandones
El año 1982 fue un año difícil. El general Galtieri, borracho como él solo y presidente de la junta militar, para ganarse la admiración del pueblo emprende dos proyectos enormes para un dictador, uno bueno, el otro malísimo. Por un lado convocó a elecciones democráticas, sin partidos proscriptos, para el año 1983; los civiles se pusieron como locos y había, por día, dos o tres marchas distintas de diferentes partidos políticos; fue como un destape a nivel social incontrolable; casi todos los días la Plaza de Mayo se venía abajo de gente que saludaba al dictador que había tenido la feliz idea de llamar, por fin, a elecciones. En cambio el otro proyecto, por lo menos para mí, fue desastroso, se le dio por invadir las Islas Malvinas y declararle la guerra a Inglaterra; otra vez, multitudes de gente enardecida vitoreando al general que recuperó las Islas y le mojó la oreja al Reino Unido. Un gran porcentaje de la población argentina se olvidó de los desaparecidos, las torturas, las muertes y los desmanes que habían cometido las tres juntas militares que gobernaron el país durante casi diez años. Se olvidaron de todo, es más, donaron dinero, alhajas, alimentos no perecederos, ropa y no sé cuántas cosas más; se compusieron canciones, se organizaron festivales de beneficencia… Pero la alegría duró apenas unos meses… Cientos de soldados apenas entrenados quedaron enterrados en las islas… Muchos de ellos murieron con el hundimiento del crucero Belgrano… y el resto… el resto volvió a casa locos o mutilados…
Otra vez, la juventud fue llamada para guerra y elecciones… pibe no nos abandones… Seguramente a otro borracho se le va a ocurrir alguna empresa gloriosa y vamos a necesitarte…

Es tiempo que busques ejemplos
en estos grandes patrones
de la vida nacional.
El cinismo se descubre claramente en esta estrofa, sobre todo en el segundo verso, en donde habla de “patrones” en vez de “héroes”. Propone una preocupación mentirosa e hipócrita.

Hay que dejar de estar a un lado
poné cara de preocupado
ché pibe vení votá
Finalmente, pareciera que estos versos se contradicen con el resto del tema, pero no es así. A lo largo del tema les piden a los jóvenes que no jodan y que sólo respondan cuando se los llame. No obstante, en el primer verso dice “Hay que dejar de estar a un lado”, es decir, convoca al pibe a que participe de la vida social, política y económica del país… Sin embargo, tu intervención, pibe, sólo será poniendo cara de preocupado… ¡Ah! y no te olvides de votar…