Intérprete: Los caballeros de la
quema
Autor: María Elena Walsh
Álbum: Intemperie
Año: 2007Análisis y/o Interpretación
Mírenme soy feliz,
entre las hojas que
bailan
cuando atraviesa el
jardín,
el viento en
monopatín.
El yo lírico se
encuentra feliz, como el resto de la gente (“hojas que bailan”), cuando por el
país soplan vientos de democracia y de paz.
Cuando voy a dormir
cierro los ojos y
sueño,
con el olor de un
país
florecido para mí.
Cuando dormimos
tranquilos, nos atrevemos a soñar ilusiones y proyectos en un país “florecido”,
de distinta manera, para cada uno.
Yo no soy un bailarín
porque me gusta
quedarme
quieto en la tierra y
sentir
que mis pies tienen
raíz.
No obstante, el
autor, tiene los pies en la tierra y no le gusta soñar con utopías cuando todo
anda bien. El tema del arraigo fue, para María Elena, un tópico recurrente en
su carrera; ella jamás quiso abandonar su país, por peor que viniera la mano.
De última puedo seguir escribiendo canciones para niños con un alto voltaje de
sentido metafórico y decir aquello que no está bien o que viola los derechos
humanos.
Una vez estudie,
en un librito de
yuyos,
cosas que sólo yo sé
y que nunca olvidaré.
Ese “Librito de
yuyos”, dicho de manera tan natural, hace referencia a la tan vapuleada
Constitución Nacional. Fue el libro menos respetado durante la dictadura y los
gobiernos posteriores, y, a la vez, el más leído por María Elena, tan leído que
jamás lo olvidará. No obstante, siempre existe la posibilidad de que cada cual
lo lea a su manera, lo interprete a su manera y pelee a su manera por sus
derechos.
Aprendí que una nuez,
es arrugada y
viejita,
pero que puede
ofrecer,
mucha, mucha, mucha
miel.
Aquí María Elena usa
la nuez como metáfora de los ancianos; viejitos y arrugados, aún pueden dar
buenos consejos si los sabemos escuchar. En este caso particular, creo que
María Elena se refiere al Presidente Illia, viejo, lento, pero estaba sacando
de a poco al país del pozo en el que se encontraba; los ansiosos y la
malintencionada oposición de siempre lo derrocaron.
Del jardín soy duende
fiel,
cuando una flor está
triste,
la pinto con un
pincel,
y le toco el
cascabel.
María Elena se
declara fiel al país y a sus ideas. Cuando las cosas se ponen mal, cuando el
país necesita el hombro de los ciudadanos, ella está dispuesta a asumir el rol
que le corresponde. Es más, alienta a sus compañeros (“pintándolos con un
pincel” o “tocándole un cascabel”), es decir, recordándoles nuestras raíces
ideológicas y planeando la lucha para seguir resistiendo.
Soy guardián y doctor
de una pandilla de
flores
que juegan al dominó
y después les da la
tos.
Esta estrofa es una
de las más complicadas por la cantidad de símbolos que María Elena propone;
vamos por partes y después trataremos de unir todo. En primer lugar, “Pandilla
de flores” me suena a un grupo de gente con un ideal en común, pero con ideas
propias (porque cada flor es distinta a la otra o tiene distinto color o tiene
diferente aroma). Luego, María Elena se ubica en el lugar de “guardián” y
“doctor”, es decir, que vigila y apuntala tanto la ideología como las ideas
individuales del grupo. Por otro lado, el dominó es un juego de estrategia,
paciencia y perseverancia, los jugadores ansiosos pueden “trapicarse” y
comenzar a toser. Por último, María Elena vigila y apuntala no sólo las ideas y
los ideales del grupo, sino que, además, controla y subsana los errores de
estrategia, de paciencia y de perseverancia que tiene el grupo cada vez que se
ponen a organizar algo, como “jugar al dominó”, por ejemplo.
Por aquí anda Dios
con regadera de
lluvia
o disfrazado de sol
asomado a su balcón.
¿Quién será este
personaje autodenominado “Dios” que anda repartiendo lluvia, iluminado y
asomado a su balcón? La respuesta me parece demasiado obvia, pero, francamente,
no se me ocurre otra. Personalmente opino que se trata de un Perón endiosado
por la multitud, haciendo “llover” cosas sobre el pueblo (ya todos sabemos el
carácter paternalista y dadivoso que tuvo el general Perón y Evita en sus
gobiernos), el Perón iluminado, prodigando luz y calor a sus descamisados, y
asomado al mítico balcón de la Casa Rosada.
Yo no soy un gran
señor
pero en mi cielo de
tierra
escondo un tesoro
mejor
mucho, mucho, mucho
amor
Se define de
condición humilde, con la cabeza en el cielo y los pies en la tierra, atesorando
amor en cada acción o idea que encara.
Gracias María Elena.
Me encantó, muy hermoso trabajo.
ResponderBorrar¡Excelente análisis! Me encantó
ResponderBorrarBuenas noches, alguien podría de irme cuál es la fecha de publicación? O en que disco está la canción?
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