domingo, 31 de mayo de 2015

"Ayer nomás" - Moris



Intérprete: Moris
Autor: Moris
Álbum: Treinta minutos de vida
Año: 1972


Interpretación y/o análisis

Ayer nomás,
en el colegio me enseñaron
que este país es grande y tiene libertad
Con estos tres versos, Moris nos da mucha tela para cortar. Podemos hablar de la educación, de la sociedad, de política, del concepto de libertad, en fin… La pregunta es ¿Por dónde empezar…? Vamos a hacer un chiquito de cada cosa para que nada (creo) quede en el tintero. Desde el punto de vista de la educación, cuando Moris iba al colegio, es decir, la década del ’50, los EEUU y “genios” poderosos del planeta habían empezado a implementar el “Plan Marshall”, sintéticamente consistía, en uno de sus puntos, aplicar la no-educación (o des-educación, como quieras llamarlo…) de los países en desarrollo; la idea era formar generaciones de gente embrutecida que no tenga muchas opciones de elección al momento de elegir quién los gobernaría, entonces pondrían en cada país a un presidente “títere” que siga los lineamientos planteados en el plan Marshall; gente bruta elige presidente bruto y manejable. Desde el punto de vista de la libertad, dicho plan ofrecía todas las garantías, cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana (económicamente y socialmente hablando), vía libre al libre comercio, al consumismo y a una supuesta libertad de expresión; y no por casualidad digo supuesta, ya que aquellos que pensaban distinto, si bien podían expresarse, al otro día se les incendiaba el comercio o empresa, o era encarcelado o abatido como un delincuente común… Además, ¿quién iba a escuchar a esa temerosa “libertad de expresión”? Que este país es grande y tiene libertad… Si y No… Que es grande no cabe la menor duda, pero lo de la libertad… En los ’50 la Argentina estuvo administrada por dos gobiernos: el de Juan Domingo Perón, con mano dura y un gobierno de facto, encabezado por Lonardi y luego Aramburu; en 1958 asume el gobierno democrático de Frondizi… Como podrán ver fue una década agitada para nuestro país y… ¿Ustedes conocen alguna dictadura con plena libertad para que los ciudadanos se expresen y hagan lo que quieran…? Pues yo no conozco ninguna. No obstante, Moris asegura que había libertad, pues porque era lo que decían las maestras y los libros de historia escritos siempre por los vencedores o algunos de sus obsecuentes. Los chicos no tenían más opción que aceptar a rajatabla lo que les inculcaban los mayores y lo que leían en los manuales de historia. Y todo esto pasó ayer nomás…

Hoy desperté
y vi mi cama y vi mi cuarto
en este mes no tuve mucho que comer
Pero ese ayer nomás se ha convertido en un aquí y ahora, y los jóvenes pudieron comprobar que les estuvieron mintiendo durante décadas y que las cosas no son como se las pintaban, sino mucho más duras… La realidad es un monstruo que te atrapa ni bien asomás la cabeza y no te larga hasta que te hayas ido… La realidad de Moris es, por un lado, haber caído en la cuenta de que le habían mentido todos estos años, y por otro lado, la cama, el cuarto, una libertad condicionada y nada para comer… Esta realidad fue compartida por la mayoría de los ciudadanos, ya que, según hemos visto, fue una década bastante disparatada…

Ayer nomás,
mis familiares me decían
que hay que tener
dinero parar ser feliz
Con el plan Marshall a full, el consumismo entraba a cada casa por la radio y la televisión, por los diarios y los carteles y, para poder comprar “todas aquellas cosas que nos hacen felices”, debemos tener dinero, y aquí es donde se le agrega al ser argentino, las “bondades” del ser competitivo, obviamente, en lo que respecta a lo económico y laboral… Ya no más el ser cooperativo o solidario… Necesito pisarte la cabeza para llegar más alto, para ganar más, para comprar más, para ser más feliz…

Hoy desperté
y vi mi cama y vi mi cuarto
ya todo es gris y sin sentido
la gente vive sin creer.
En estos versos, Moris no hace más que reafirmar lo que venimos diciendo, porque no todo pasa por la economía, sino que, además, el vivir no tiene sentido ante tanto canibalismo laboral; y la gente ya dejó de creer en un sistema solidario de vida, como hicieron los inmigrantes que llegaron a nuestro país, como hacíamos nosotros mismos habiendo aprendido de los inmigrantes. En una década cuatro presidentes: dos de facto y dos democráticos, el plan Marshall funcionando aceitadamente, el bombardeo propagandístico y la feroz competencia, hicieron de la juventud de Moris un sin sentido triste y gris…

Ayer nomás,
había una chica en mi cuarto
y la besé sin fundamento,
hoy ya la chica ya no está.
Todo es fugaz, efímero y descartable, el consumismo así lo dicta; y tan aferrados estábamos al ser consumista que lo aplicábamos a otros órdenes de la vida, por ejemplo, el amor. Mucho antes que el movimiento hippie llegara a nuestro país, las relaciones de pareja tenían estampado en la frente el símbolo del consumismo, es decir, eran relaciones fugaces, efímeras, sin sentido y descartables… No había fundamentos para el amor y cuanto más rápida era la relación, mucho mejor para ambos… Salvo en el caso de algunos, como Moris, que quedaban regulando…

Ayer nomás,
vi una chica en mis brazos.
En este mes
no tuve mucho que comer.
En estos versos, Moris, nuevamente rectifica o refuerza o insiste con lo que veníamos hablando hasta ahora.

Ayer nomás,
salí a la calle y vi la gente
ya todo es gris y sin sentido,
la gente vive sin creer.
Los últimos cuatro versos, funcionan como un cierre general del poema, reforzando los puntos de vista de Moris y describiendo la pintura de una época rarísima…


martes, 19 de mayo de 2015

"Ana no duerme" - Almendra





Intérprete: Almendra
Álbum: Almendra
Año: 1968
Edelmiro Molinari: guitarra y coros
Emilio Del Guercio: bajo y coros
Luis Alberto Spinetta: guitarra y voz
Rodolfo García: batería




Interpretación y/o Análisis


Ana no duerme,
espera el día,
Ana espera el día con ansiedad... Ana no ve acercarse el momento en que la oscuridad se desvanezca y llegue la luz del día. Ana espera y justamente esa espera provoca que Ana no duerma: ansiedad, depresión, angustia, o sólo aburrimiento o tedio. El hecho es que Ana no puede dormir porque la noche la abruma; y en esta pelea oscura entre Ana y la noche sólo gana la ansiedad y el tiempo... Tiempo que Ana no tiene y ansiedad que no necesita, pero ansiedad y tiempo siempre fueron de la mano… ¿Cómo ganarle a la ansiedad si no es con tiempo? ¿Cómo pasar el tiempo si no es con ansiedad? Y la noche es el momento ideal para pasar el tiempo ansiosamente, cuando la fiebre ataca…

sola en su cuarto
Ana quiere jugar
Vemos también que Ana está sola en la noche y que, por supuesto, le molesta estar sola. Ana busca compañía para jugar. Ana desea soñar, tener ilusiones, deseos. El juego y la soledad son los extremos de una cuerda por donde Ana transita... Y la cuerda… La cuerda es la noche…

sobre la alfombra,
toca su sombra,
Ana está molesta porque es de noche y está sola; su única compañía es su sombra. Y… ¿Quién no sabe que la sombra es el reflejo deformado de nosotros mismos? La sombra es algo que nunca nos deja (salvo en el mediodía vertical) y, paradójicamente, cuando nos ponemos a jugar con nuestra sombra es porque estamos verdaderamente solos. Ana, entonces, toca su sombra, para sentirse viva, para saber por un lado que no está tan sola, y, por el otro, que su misma sombra le confirma la soledad y el tedio...

cuenta las luces,
mira la gran ciudad.
Apoyada en el ventana, ansiosa, molesta y sola, Ana cuenta las infinitas luces de la gran ciudad... Centenares de edificios con ojos en blanco y negro, le susurran al oído, la multitud que la rodea, que también está sola y que también espera… ¿Cómo es posible sentirse tan sola entre tanta gente...? Si, Ana, las grandes ciudades tienen eso, el anonimato como punto de partida y la soledad como meta de la noche… ¿Alguno de ustedes tuvo la experiencia o se puso en el pellejo de alguien que esté verdaderamente solo? ¿Alguien probó la soledad más absoluta aún estando rodeado de amigos y conocidos? Es una experiencia trágica, ya que, cualquiera de los caminos que tomemos nos lleva a un final como mínimo poco agradable: por un lado, podemos ponernos la careta y relacionarnos con el grupo, pero… cuánto tardará el grupo en descubrir los hilos de la máscara; por otro lado, simplemente nos vamos, ¿y dónde terminamos? tirados en la cama, mirando el ventilador de techo, fieles a nuestras convicciones, pero solos… Por ello es que, en este sentido, considero a la soledad como una tragedia cotidiana de la cual tenemos que reflotar y remarla todos los días…

Ana no duerme
juega con hadas
Decididamente, Ana prefiere el encierro de su hogar; tirada en la cama, Ana se decide por el juego. La cuerda cae, pues se olvida de la noche y Ana se detiene a jugar con hadas. Las hadas son símbolos de los sueños, las esperanzas, las ilusiones, los amores de Ana. Finalmente, Ana no está tan sola... Por un lado, se ha olvidado que es de noche, por lo tanto nada la abruma; y por el otro, al disolverse la cuerda –la noche- Ana quedó colgada de uno de sus extremos, los juegos. Finalmente, Ana juega con hadas y la noche ya no la abruma…

tal vez mañana     
despierte sobre el mar, el mar,
sobre el mar, el mar.
El mar es aquí un símbolo de paz, de grandeza, de quietud, de calma, de esperanza; un inmenso lugar repleto de misterios, en donde todas las fantasías pueden hacerse realidad. No obstante, Ana no está segura. Y la duda de Ana consiste en jugar eternamente con sus sueños sin poder concretar ninguno de ellos... El mar la espera... Tal vez mañana despierte... Tal vez mañana… ¿Y si no despierto de este insomnio, de este juego, de esta ilusión…? ¿Si las hadas no se van nunca? ¿Y si Ana no puede concretar con ninguna de ellas y sólo se queda en el plano de las ilusiones, de los sueños, de las fantasías? El mar promete… Pero es tan vasto y misterioso.



Ana de noche
hoy es un hada
Ana por fin concreta; se decide por una de sus hadas y le mete ganas al asunto…Ya tiene un sueño en mente, ya tiene una esperanza. Ana es noche; Ana decidió ser un hada; Ana ha jugado, ha dudado y ha ganado... Ana despertó sobre el mar y se ha convertido en uno de sus sueños... El mar que tanto la asustaba, por fin le regaló el misterio de una esperanza…

canta palabras
canta y se torna luz.
Ana ya no le teme a la noche, ni a la soledad, ni al mar; porque Ana es noche y Ana es luz, porque tuvo el coraje de desprenderse de la soga –la noche- y optó por un hada, se ilusionó y le perdió el miedo al mar para que hiciera el resto. Ana ha ganado la partida y ahora Ana es sueño y es faro y es palabra... Ana ya no le teme a la oscuridad, a la noche, a la soledad y al mar porque Ana, ahora, tiene luz propia...



lunes, 11 de mayo de 2015

"Abejas" - Las pelotas





Intérprete: Las pelotas
Autor: Las pelotas
Álbum: Esperando el milagro
Año: 2003
Alejandro Gómez: trompeta, trombón, percusión y coros
Gabriela Martínez: bajo y coros
Germán Daffunchio: guitarra y voz
Gustavo Jove: batería
Sebastián Schachtel: teclados
Tomás Sussmann: guitarra y coros

Ex integrantes:
Alejandro Sokol: voz y guitarra
Gillespi: trompeta


Interpretación y/o Análisis

Que casi siempre no fue nadie
que se yo, pero mírame hoy.

En esta ardua Argentina que nos tocó vivir, casualmente, nadie tiene la culpa de nada. No obstante, estamos hechos pelota, desahuciados, desahogados, hechos trizas. Quizás sirva de ejemplo, pero la Argentina, estadísticamente hablando, va primera en cantidad de gente psicoanalizada. ¿Por qué será? Psicosis, neurosis, paranoia, depresión… Son algunos de los males que aqueja al argentino promedio. Nos convencen de que la raíz de nuestros males tiene sus raíces en la infancia, en la adolescencia, en algún trauma emocional… Pero mi visión es parcialmente distinta ¿No será porque nos queremos parecer a los del norte, pero somos de una raza distinta que no se banca el canibalismo? Desde la época colonial (y antes también) hicimos todo lo posible por parecernos a otros pueblos; la semejanza de la perdición… ¿Por qué? Pues, en primer lugar hicimos lo posible por adaptarnos a las costumbres de la España colonizadora; poco después, cuando nos independizamos, importamos los ideales socialistas de la Revolución francesa y, toda la clase intelectual de la época, es decir, aquella que llevaba la bandera del progreso, se afrancesó y todo lo que provenía de Francia estaba a la moda… Más tarde, allá por el siglo diecinueve, en la década de 1880, para ser más exactos, los contratos con empresas inglesas (ferrocarriles, ganadería, granos, etc.), hicieron de la Argentina una sucursal subdesarrollada de Londres; todo aquello que vino de Inglaterra se puso de moda y nuevamente, olvidamos la búsqueda de nuestro ser nacional. Unas décadas más tarde, a comienzos del siglo veinte, comenzaron las llegar las inmigraciones de españoles e italianos en su gran mayoría… ¿Y qué pasó…? Pues, inventamos una nueva cultura cocoliche que no era ni chicha ni limonada. Para terminar, hoy es irrefutable el parentesco que queremos lograr con el gran país del norte, imperio que impone sus reglas a nivel económico atacando la cultura popular invadiéndola con propuestas berretas que la mayoría de la gente consume. En resumen, desde que Argentina se manifestó como país independiente, nos hemos dejado influir por culturas que nada o muy poco han aportado a la búsqueda de nuestro ser nacional. Me pregunto…  ¿Cuándo vamos a ser nosotros mismos sin tratar de parecernos a alguien? ¿No ven que nos estamos autoflagelando? ¿No se dan cuenta que ese canibalismo empresarial sólo les va a otro tipo de raza que se la banca? ¿O es que nosotros somos tan obsecuentes que no somos capaces de sacar nuestras virtudes y aprender a convivir con ellas? Constantemente invadidos por culturas ajenas, vemos más atractivo parecernos a ellas que tomarnos la molestia de buscar nuestras propias raíces hurgando en lo mejor de las culturas foráneas y, a la vez, aportando nuestro ser argentino.
Miráme hoy, suplica el yo literario, mira lo que quedó de mí. Por supuesto, y de eso estoy hablando… Mirá lo que quedó de mí por tratar con gente que trata de asimilarse al máximo al estilo de vida de otra raza. ¡Ah! ¡Pero a la hora de buscar culpables somos mandados a hacer! Le echamos la culpa a cualquier cosa menos a nosotros mismos… Me parece que en la Argentina, como en todo país del “tercer mundo”, hacen falta toneladas de espejos, y valor para mirarnos y declararnos culpables de tantas cosas… Porque esto es como la persona adicta, el primer paso es reconocerse enfermo para, después, encarar la enfermedad. Si nosotros no empezamos a hacernos cargo de nuestros errores, aprender de ellos y potenciar nuestras virtudes… Hermano, vamos a seguir quebrándonos las uñas tratando de salir del pozo…
 
Que quiero un día transportarte
a mi ser verás que no es así.
Por fuera, el poeta está destrozado a causa de vivir en una sociedad hipócrita y que además tiene el mal gusto de querer parecerse a otras. Ser consciente de la realidad cultural que nos toca vivir, en la Argentina, es motivo, como mínimo, de depresión y angustia. Pues nada queda claro, el autor debe hurgar muy dentro de su ser para encontrar la frase pura que nos defina como argentinos cabales, con sus virtudes y sus miserias, sin apelar a intentos ajenos. Sin embargo, el autor reconoce que muy dentro de él, guarda pedazos de lo que realmente es; su ser, aunque quebrado, se ha mantenido fiel y auténtico. Quiere mostrarse tal cual es, pero no a cualquiera, sólo a aquellos que él quiere transportar y, a su vez, que permitan ser transportados. El autor insiste en mostrarse, en abrir su ser, porque en él convive lo más auténtico, porque el ser fragmentado es lo que queda después de la batalla y, a veces, necesitamos de alguien que nos ayude a componer los pedazos; pero antes, el autor tiene que juntar coraje para transportar y mostrarse tal cual es. El ser fragmentado redunda en la composición de las múltiples razas que nos componen; completar el ser fragmentado y mostrarse tal cual es, hoy por hoy, es una empresa de titanes.

Abrázame, te lo pido
Abrázame, tengo frío.
Según mi opinión, uno de los estribillos más copados del rock nacional. Por su simpleza, por su grandeza, porque dice exactamente lo que nos hace falta cuando estamos ausentes de afecto. Y es exactamente por esta razón que quiere mostrarse completo, porque su ser fragmentado sólo se compone con calor y afecto. Y éste es el punto neurálgico del tema: la composición del ser fragmentado. El ser, en tanto tal, es completo e indivisible; la fragmentación cultural sólo provoca heridas; el yo lírico debe remarla para lograr una composición cultural con las múltiples influencias culturales que acribillan su ser sensitivo y emotivo. Por tanto, el autor ruega, a alguien que ha descubierto no ser como los demás, que lo ayude a pegar los pedazos de su ser con afecto y calor.

Sabe que siempre he sido amigo
de guardar lo del corazón.
El yo lírico necesita mostrar sus fragmentos para componerse, no obstante, se muestra humilde y a la espera; nunca transa con sus sentimientos, sólo se muestra ante algo que vale la pena; el corazón, para él, es el órgano más preciado de su ser y el más herido, el que más sangra cuando hay tajo sobre cicatriz. Es por ello que nunca se atreve a mostrar lo del corazón. ¿Cómo atreverse a mostrar lo del corazón, cuando el mismo está dividido en mil pedazos? Latido sobre pulso y pulso sobre latido, pero no más; en cada pliegue del alma acecha la ambigüedad y la contradicción.
A la vez, da la impresión de convocar a que el otro le cuente sobre su ser fragmentado y las heridas que guarda en su corazón. El autor es capaz, también, de dar afecto y calor para componer a esos seres quebrados y a esos corazones con cicatrices sobre tajos.

Que casi siempre armo líos
de los que después lloraré.
No obstante su intención, como nos pasa a cualquiera de nosotros, tenemos la fuerza, la intención, el calor y el afecto para dar, pero… Lo que no sabemos es regular y ubicar la cantidad de cada cosa en el momento indicado. O damos mucho calor y la relación se quema, o poco, y se enfría; o tenemos la intención, pero nos quedamos en eso; o la fuerza es excesiva o poca o llega en el momento equivocado, y terminamos haciendo más daño que antes… Por eso el yo lírico se lamenta y llora porque reconoce su desconocimiento en el balance de las cosas que tiene por dar; lo cierto es que esto nos pasa a todos, pero muy pocos lo reconocen y muchos menos se lamentan… Hay que tener cuidado con esto del dar… No sea cosa que nos salga el tiro por la culata…