lunes, 11 de mayo de 2015

"Abejas" - Las pelotas





Intérprete: Las pelotas
Autor: Las pelotas
Álbum: Esperando el milagro
Año: 2003
Alejandro Gómez: trompeta, trombón, percusión y coros
Gabriela Martínez: bajo y coros
Germán Daffunchio: guitarra y voz
Gustavo Jove: batería
Sebastián Schachtel: teclados
Tomás Sussmann: guitarra y coros

Ex integrantes:
Alejandro Sokol: voz y guitarra
Gillespi: trompeta


Interpretación y/o Análisis

Que casi siempre no fue nadie
que se yo, pero mírame hoy.

En esta ardua Argentina que nos tocó vivir, casualmente, nadie tiene la culpa de nada. No obstante, estamos hechos pelota, desahuciados, desahogados, hechos trizas. Quizás sirva de ejemplo, pero la Argentina, estadísticamente hablando, va primera en cantidad de gente psicoanalizada. ¿Por qué será? Psicosis, neurosis, paranoia, depresión… Son algunos de los males que aqueja al argentino promedio. Nos convencen de que la raíz de nuestros males tiene sus raíces en la infancia, en la adolescencia, en algún trauma emocional… Pero mi visión es parcialmente distinta ¿No será porque nos queremos parecer a los del norte, pero somos de una raza distinta que no se banca el canibalismo? Desde la época colonial (y antes también) hicimos todo lo posible por parecernos a otros pueblos; la semejanza de la perdición… ¿Por qué? Pues, en primer lugar hicimos lo posible por adaptarnos a las costumbres de la España colonizadora; poco después, cuando nos independizamos, importamos los ideales socialistas de la Revolución francesa y, toda la clase intelectual de la época, es decir, aquella que llevaba la bandera del progreso, se afrancesó y todo lo que provenía de Francia estaba a la moda… Más tarde, allá por el siglo diecinueve, en la década de 1880, para ser más exactos, los contratos con empresas inglesas (ferrocarriles, ganadería, granos, etc.), hicieron de la Argentina una sucursal subdesarrollada de Londres; todo aquello que vino de Inglaterra se puso de moda y nuevamente, olvidamos la búsqueda de nuestro ser nacional. Unas décadas más tarde, a comienzos del siglo veinte, comenzaron las llegar las inmigraciones de españoles e italianos en su gran mayoría… ¿Y qué pasó…? Pues, inventamos una nueva cultura cocoliche que no era ni chicha ni limonada. Para terminar, hoy es irrefutable el parentesco que queremos lograr con el gran país del norte, imperio que impone sus reglas a nivel económico atacando la cultura popular invadiéndola con propuestas berretas que la mayoría de la gente consume. En resumen, desde que Argentina se manifestó como país independiente, nos hemos dejado influir por culturas que nada o muy poco han aportado a la búsqueda de nuestro ser nacional. Me pregunto…  ¿Cuándo vamos a ser nosotros mismos sin tratar de parecernos a alguien? ¿No ven que nos estamos autoflagelando? ¿No se dan cuenta que ese canibalismo empresarial sólo les va a otro tipo de raza que se la banca? ¿O es que nosotros somos tan obsecuentes que no somos capaces de sacar nuestras virtudes y aprender a convivir con ellas? Constantemente invadidos por culturas ajenas, vemos más atractivo parecernos a ellas que tomarnos la molestia de buscar nuestras propias raíces hurgando en lo mejor de las culturas foráneas y, a la vez, aportando nuestro ser argentino.
Miráme hoy, suplica el yo literario, mira lo que quedó de mí. Por supuesto, y de eso estoy hablando… Mirá lo que quedó de mí por tratar con gente que trata de asimilarse al máximo al estilo de vida de otra raza. ¡Ah! ¡Pero a la hora de buscar culpables somos mandados a hacer! Le echamos la culpa a cualquier cosa menos a nosotros mismos… Me parece que en la Argentina, como en todo país del “tercer mundo”, hacen falta toneladas de espejos, y valor para mirarnos y declararnos culpables de tantas cosas… Porque esto es como la persona adicta, el primer paso es reconocerse enfermo para, después, encarar la enfermedad. Si nosotros no empezamos a hacernos cargo de nuestros errores, aprender de ellos y potenciar nuestras virtudes… Hermano, vamos a seguir quebrándonos las uñas tratando de salir del pozo…
 
Que quiero un día transportarte
a mi ser verás que no es así.
Por fuera, el poeta está destrozado a causa de vivir en una sociedad hipócrita y que además tiene el mal gusto de querer parecerse a otras. Ser consciente de la realidad cultural que nos toca vivir, en la Argentina, es motivo, como mínimo, de depresión y angustia. Pues nada queda claro, el autor debe hurgar muy dentro de su ser para encontrar la frase pura que nos defina como argentinos cabales, con sus virtudes y sus miserias, sin apelar a intentos ajenos. Sin embargo, el autor reconoce que muy dentro de él, guarda pedazos de lo que realmente es; su ser, aunque quebrado, se ha mantenido fiel y auténtico. Quiere mostrarse tal cual es, pero no a cualquiera, sólo a aquellos que él quiere transportar y, a su vez, que permitan ser transportados. El autor insiste en mostrarse, en abrir su ser, porque en él convive lo más auténtico, porque el ser fragmentado es lo que queda después de la batalla y, a veces, necesitamos de alguien que nos ayude a componer los pedazos; pero antes, el autor tiene que juntar coraje para transportar y mostrarse tal cual es. El ser fragmentado redunda en la composición de las múltiples razas que nos componen; completar el ser fragmentado y mostrarse tal cual es, hoy por hoy, es una empresa de titanes.

Abrázame, te lo pido
Abrázame, tengo frío.
Según mi opinión, uno de los estribillos más copados del rock nacional. Por su simpleza, por su grandeza, porque dice exactamente lo que nos hace falta cuando estamos ausentes de afecto. Y es exactamente por esta razón que quiere mostrarse completo, porque su ser fragmentado sólo se compone con calor y afecto. Y éste es el punto neurálgico del tema: la composición del ser fragmentado. El ser, en tanto tal, es completo e indivisible; la fragmentación cultural sólo provoca heridas; el yo lírico debe remarla para lograr una composición cultural con las múltiples influencias culturales que acribillan su ser sensitivo y emotivo. Por tanto, el autor ruega, a alguien que ha descubierto no ser como los demás, que lo ayude a pegar los pedazos de su ser con afecto y calor.

Sabe que siempre he sido amigo
de guardar lo del corazón.
El yo lírico necesita mostrar sus fragmentos para componerse, no obstante, se muestra humilde y a la espera; nunca transa con sus sentimientos, sólo se muestra ante algo que vale la pena; el corazón, para él, es el órgano más preciado de su ser y el más herido, el que más sangra cuando hay tajo sobre cicatriz. Es por ello que nunca se atreve a mostrar lo del corazón. ¿Cómo atreverse a mostrar lo del corazón, cuando el mismo está dividido en mil pedazos? Latido sobre pulso y pulso sobre latido, pero no más; en cada pliegue del alma acecha la ambigüedad y la contradicción.
A la vez, da la impresión de convocar a que el otro le cuente sobre su ser fragmentado y las heridas que guarda en su corazón. El autor es capaz, también, de dar afecto y calor para componer a esos seres quebrados y a esos corazones con cicatrices sobre tajos.

Que casi siempre armo líos
de los que después lloraré.
No obstante su intención, como nos pasa a cualquiera de nosotros, tenemos la fuerza, la intención, el calor y el afecto para dar, pero… Lo que no sabemos es regular y ubicar la cantidad de cada cosa en el momento indicado. O damos mucho calor y la relación se quema, o poco, y se enfría; o tenemos la intención, pero nos quedamos en eso; o la fuerza es excesiva o poca o llega en el momento equivocado, y terminamos haciendo más daño que antes… Por eso el yo lírico se lamenta y llora porque reconoce su desconocimiento en el balance de las cosas que tiene por dar; lo cierto es que esto nos pasa a todos, pero muy pocos lo reconocen y muchos menos se lamentan… Hay que tener cuidado con esto del dar… No sea cosa que nos salga el tiro por la culata…


7 comentarios:

  1. Capo te faltó poner el nombre de la morocha que hace los coros!!! Aclaró que no es la bajista de la banda , sino otra mujer

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  2. Temonnn y medioo!!! Habla claro de un sentimiento a flor de piel, la verdad que sokol hacia sentir cada estrofa como nadie!!

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  3. La voz femenina es de Köla

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  4. La voz femenina es de Köla

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